al ritmo de mi apetito caliente, probar de tus labios gruesos y exuberantes

niña hermosa,

impregnarme de ese color rojo que resalta tu atractivo natural

con el ritmo envolvente de los amantes

recorrer tus curvas, explorar en este juego prohibido

sin cesar sobre tu piel, como las hojas deslizantes ante el roció

como el vaivén de una canción erótica

desnudarte como las flores en primavera

a la sinfonía de las caricias

a la danza de la lujuria

a la sombra con gran deleite, a las noches secretas

a la lámpara roja, a la flexibilidad de la sincronía

a las estrofas candentes

dulce, paladar, poesía y prosa

al ritmo de los corazones, de los susurros

de los cuerpos entrelazados,

al fuego del amor.